lunes, 24 de noviembre de 2008

Un buen lugar, para unas malas fechas

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Voy aclarando poco a poco mi relación con la fotografía.
Digamos que la técnica, la tengo dominada. No es tan difícil, después de todo. Por otra parte, sé que no tengo un ojo fotográfico espectacular, de esos que ven el "instante decisivo" a las primeras de cambio y de manera intuitiva.
Tampoco tengo un don natural para sacer el alma de las personas a las que retrato. Como sufro de vértigo, debe de ser que me da miedo asomarme a según qué sitios, y las almas de la gente suelen ser sitios muy peligrosos...
No soy ningún gurú del postproceso ni del photoshop, tengo que decir. Lo justito, y poco más.
Pero sí me gusta pensar que se me da bien sacar atmósferas, ambientes, estados de ánimo. Más que fotografías sueltas, me gusta hacer series de ellas, que destilen después de verlas un instante de allí, y de entonces. O que contagien siquiera por un segundo mi estado de ánimo mientras las estaba realizando.
Lo mismo todo esto es una soberana chorrada, lo sé. Sólo he dicho que "me gusta pensar", no que sea una verdad absoluta, no?

En la serie que sigue, hay un poco de todo eso, de esa intención: está el otoño, está Noviembre, está Nueva York, están hasta el jovencito Frankestein y una calesa de caballos. Y estoy yo, naturalmente.














Un beso a todos
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