viernes, 27 de julio de 2007

Relamiéndose (o cómo recrearse ante un bol de leche)

Esta foto la hice hace ya tiempo.
Pero me viene ahora a la cabeza, no sé por qué.





Me gusta cómo se relamen los gatos antes de abalanzarse ante un bol de leche (o una lata de berberechos, si se trata de Nati, una amiga mía). No me digáis que el hecho de no tirarse inmediatamente a por él, sino recrearse siquiera unos segundos para disfrutar de lo que les espera, lo de aplazar lujuriosamente el placer para prolongarlo un poco mediante la espera, no es típicamente humano.....

No tenemos nada que aprender, de los gatos.....(y no me refiero a lavarse a lengüetazos, que también....)

martes, 24 de julio de 2007

al hilo de la anterior.....

Hablando de pintadas, aquí va otra que he encontrado:







Tengo que advertir que la foto no es mía. La recuperé en su día de no me acuerdo dónde. No conozco al autor, porque si fuese así, podría su nombre. Espero que me disculpe, y desde aquí le pido perdón por el robo alevoso, y le doy las gracias.

Quizás sea algo pastelosa, pero es Italia. Lucca, en la Toscana. Y allí, está todo permitido. Y más hoy.

lunes, 23 de julio de 2007

Recados en la pared



A quién se le puede ocurrir pintar eso en una pared? Ni es la típica consigna política para subnormales, ni un eructo pseudo-intelectual tipo Mayo del 68, ni siquiera una declaración de amor casi analfabeto, como acostumbran.

Aparte de que lo veo casi todos los días (la he visto tantas veces, que la tengo hasta cariño...)ya me hace hasta dudar. Se referirá a mí?
Tendré que hacer algo entonces, para que no sea así. Por supuesto que mi vida no es una puta mierda (o, al menos, yo no lo sé), pero podría ser aún mejor.

En eso estamos......

viernes, 20 de julio de 2007

"el tiempo todo lo cura" o "me ha mirado un tuerto"

Pues sí. Dicen que el tiempo poco a poco serena las cosas, deja ver el paisaje con distancia y fríamente, y viene bien para descubrir las perspectivas ocultas.
Eso dicen.
Pero, en mi caso, con toda seguridad, me ha mirado un tuerto (pobres tuertos: por qué tendrán fama de gafes????) porque me ocurre lo contrario, exactamente.

Cómo se siente un león enjaulado detrás de los barrotes de un circo? Es difícil de explicar, sinceramente.
Pero de verdad que lo sé.





Además, para complicar un poquito las cosas, o aumentar la impaciencia, hay alguna novedad de esas que uno tiene NECESARIAMENTE que compartir.
En realidad, no es más que atrezzo, pero el atrezzo es importante. "Casablanca" no sería lo mismo rodada en Albacete, ni su escena final con los exteriores de Cuatro Vientos.

(Enfin......menos mal que sé que todo saldrá bien.)

Por otra parte, la música tampoco ayuda.......



O sí?
No sé si es un tuerto el que me ha mirado, o Dios que me ha hecho un guiño. Qué más da?

jueves, 12 de julio de 2007

Una canción recuperada

La tenía "en depósito". De hecho, la verdad es que nunca me había llamado la atención demasiado. Era una "del paquete", o algo así.
No recuerdo de dónde la saqué, ni cuándo la oí por primera vez. Y ahora me ha dado por ella.

El country nunca me volvió loco, pero no sé qué es lo que tiene ésta. Es un cruce entre los Beatles (el estribillo) y Johnny Cash o algún otro de esos con sombrero vaquero.




Y cuando me da por algo.........

lunes, 9 de julio de 2007

Lengua de trapo

Para quitar un poco de hierro al blog éste, que se me estaba poniendo un poco denso últimamente, aquí va una foto que me han sacado.





A pesar de su lengua de trapo, nos entendemos!

viernes, 6 de julio de 2007

(la tercera, para despistar...)

Hace un par de meses estuve en Normandía, en uno de esos viajes para frikis de la Segunda Guerra Mundial. Ya sabéis: el desembarco, tanques, aviocitos, fortalezas y demás. Aburrido para el profano si no fuera porque hay muchas más cosas por ver.

El caso es que un tiempo después, cuando los recuerdos se asientan y lo que vieron los ojos dejan paso a lo que vio el corazón (siempre es así: las conclusiones sentimentales no surgen inmediatamente, sino con algo de tiempo por medio...), hay algo que me vuelve a la cabeza de vez en cuando.


En uno de los museos, entre armamento, uniformes y vehículos varios, dentro de una
vitrina de un rincón, había una carta manuscrita. Amarilla, y en inglés.
Era de un soldado americano que se despedía de sus padres el día de antes de saltar en paracaídas detrás de las líneas alemanas el día D.

Decía poco más o menos, que sabía lo que estaba haciendo, o lo que iba a hacer. Que asumía el riesgo enorme para su vida, porque la causa que defendía merecía la pena.
Sin fanatismos. No pretendía inmolarse en defensa de la Democracia, ni de ninguna otra gran palabra. Iba a luchar, y a tratar de que no le mataran, en una guerra que había que ganar, porque era justa.

Que esperaba volver a ver a sus padres, y que se preocuparan por él lo justo. Que comprendía que tuvieran miedo, pero que él tenía aún más.

Decía también que, aunque creía en Dios, no le encomendaba su vida, porque seguro que tendría otras cosas más importantes de que ocuparse. Que no confiaba en Él, sino en sus compañeros.


Ese grado de sensatez, de humildad, de firmeza en unas convicciones sin refugiarse en la religión ni en más excusas, para hacer lo que era su deber porque para ello había escogido ser voluntario, me conmueven ahora. El Valor a pesar del miedo, y sin un dios prometiéndole el paraíso.


No tomé ni una foto. En ese momento eran más llamativos los jeeps o las MG42 que había al lado. Y más fotogénicos.
Ahora, me arrepiento, y pienso que el viaje mereció la pena aunque fuese exclusivamente por leer esa carta.

No recuerdo el nombre. Sé que si la carta estaba allí es porque no llegó a su destino. Y que junto a ella había una placa en francés que decía que el soldado murió a los dos o tres días de escribirla.







Tengo que volver. Se lo debo.
Y cuando sepa su nombre, le mandaré un saludo con admiración y con respeto.
Por haber dado su vida con humanidad y conocimiento por una causa, que es la nuestra todavía hoy.

miércoles, 4 de julio de 2007

Quizás un abrazo....

Quizás alguien, ahí, en algún lugar, necesite un abrazo, de esos interminables que hacen olvidar siquiera por un momento todas las malas noticias, los malos entendidos o, simplemente, un mal día, yo que sé.....



Detrás de todo el agua cenagosa (sí, sí, cenagosa aunque en la foto parezca limpia y cristalina...), detrás del matorral y de los cardos, se ve la montaña. La Montaña Mágica, para más señas.

Y para que no parezca esto un libro de consejos de Paulo Coelho (otro de los que no soporto!), una canción.
Hay un club de fútbol que la utiliza como himno. El Liverpool, creo. Por eso no creo que al etéreo Paulo se le ocurriera elegirla.



A mí (a pesar de ello), sí.